jueves, 2 de julio de 2009

Crepúsculo




La cabeza me seguía dando vueltas, llena de imágenes que no lograba comprender y algunas otras que intentaba reprimir. Al principio no tenía nada claro, pero cuando gradualmente me fui acercando al sueño, se me hicieron evidentes algunas certezas.


Estaba totalmente segura de tres cosas: primera, Edward era un vampiro. Segunda, una parte de él, y no sabía qué tan potente podía ser esa parte, tenía sed de mi sangre. Y tercera, estaba incondicional e irrevocablemente enamorada de él.









Edward: Y así el león se enamoró de la oveja
Bella: Que oveja tan estupida...
Edward: Que león tan morboso y masoquista

No hay comentarios:

Publicar un comentario